El mundo de la joyería puede ser desconocido para muchos, pero resulta tremendamente atrayente y cautivador. Una de las partes más interesantes es el de las gemas preciosas, ya que siempre han sido un bien muy preciado y conforman piezas únicas que multiplicarán la belleza de cualquier joya. Descubre cuáles son estas piedras preciosas con sus nombres y todos sus datos más interesantes.
Las piedras preciosas son minerales, es decir, sustancias inorgánicas de origen natural con una peculiaridades específicas que deben cumplir tres criterios para considerarse preciosas: belleza, durabilidad y escasez.
Esta clasificación se realizó por primera vez en el siglo XIX y se establecieron tan solo cuatro piedras preciosas como tal. Los nombres de las piedras preciosas son diamante, esmeralda, rubí y zafiro. Son gemas con un gran valor y se encuentran ubicadas en distintas zonas geográficas del mapa.
Aunque su origen es natural, las piedras preciosas también pueden ser sintéticas, es decir, creadas de forma intencional por la mano del hombre, pero reproduciendo el entorno original y con las mismas características que las naturales. De esta forma, se originan las piedras preciosas reales, pero en laboratorio.
Además de lucir en artículos de joyería y ornamentales, a las piedras preciosas se les han atribuido históricamente numerosos beneficios y propiedades que incluso se mantienen a día de hoy.
El nombre de esta piedra preciosa deriva del griego adámas y significa indomable. Esta piedra preciosa es la única compuesta por tan solo un elemento, el carbono, y cuenta con un 10 sobre 10 en la escala de Mohs, siendo el mineral más duro conocido. Aunque los diamantes siempre se asocian a ser transparentes e incoloros, también existen algunos de colores.
Símbolo de exclusividad, resistencia y del amor, los diamantes también se utilizan en sectores industrial por su gran dureza y su capacidad de conducir el calor.
Los rubíes son la variedad roja del corindón, uno de los minerales más duros que existen con un 9 de 10 en la escala de Mohs (el segundo más duro tras el diamante). Su particular color rojo proviene del hierro y el cromo. Cabe destacar que tan solo entre el 1% y el 5% de los rubíes extraídos se utilizan en joyería.
Esta piedra preciosa obtiene su nombre del latín ruber, que significa “rojo”, lo cual se refiere al color que lo caracteriza. Asociados al poder y el coraje, no era raro ver esta piedra incrustada en ropas o elementos que acompañaban a miembros de la realeza y guerreros para garantizar su protección.
La esmeralda pertenece a la familia del berilio. Tene una dureza destacable, un 8 sobre 10 en la escala de Mohs, y debe el color verde a la presencia de cromo en su composición. El nombre de la piedra preciosa deriva del griego smaragdos, que significa literalmente “piedra verde” y son más comunes cuando son opacas, por lo que las piedras más transparente son altamente valoradas. Es resaltable que tan solo el 30% de las esmeraldas extraídas se emplean en joyería.
Históricamente, a esta piedra preciosa se le han atribuido propiedades curativas, pero también se asocia al bienestar y a la esperanza.
Los zafiros también pertenecen a la familia del corindón, como los rubíes, pero se diferencian de ellos en que el zafiro incluye todas las demás gemas del corindón de otro color diferente al rojo. La dureza de esta gema también es de 9 sobre 10 en la escala de Mohs. Generalmente, se conoce el zafiro por zafiro azul, ya que este color es el más preciado y debe su color a la mezcla de óxido de aluminio, hierro y titanio.
Esta piedra preciosa recibe su nombre de la palabra hebrea safir, que significa “pulcro”, y simboliza la sinceridad y la verdad.
Aunque existen muchas gemas espectaculares, se deben diferenciar las piedras preciosas de las piedras semipreciosas. Existen alrededor de 130 especies minerales catalogadas como semipreciosas (junto con el ámbar, que es una resina vegetal fosilizada) y que no cumplen las condiciones de las piedras preciosas, pero que cuentan con sus propias características y con un valor diferente entre ellas.
Algunos ejemplos de piedras semipreciosas son la amatista, el lapislázuli, la aguamarina, el cuarzo o el topacio.
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